miércoles, 7 de febrero de 2007

LA COOPERACIÓN AL DESARROLLO, LA CÁMARA DE COMERCIO NORTEAMERICANA Y ÁFRICA

La Cámara de Comercio norteamericana inauguró el pasado trece de noviembre, con todo el apoyo institucional, sus oficinas en Las Palmas de Gran Canaria. Se presentaron ante la opinión pública como un proyecto que pretende liderar los recursos que el Banco Mundial y la Unión Europea dedicarán a la cooperación multilateral hacia África, presentando la ejecución de los proyectos de cooperación al desarrollo a través de empresas de los países donantes para asegurar la eficacia y en especial el retorno de la ayuda. En definitiva toda una oportunidad de negocios, esta vez hacia África y desde Canarias.
Ante estos planteamientos, desde la Asociación Canaria de Estudios de la Globalización (ACEG), queremos hacer algunas puntualizaciones. En primer lugar, el retorno de la ayuda significa que la ayuda está vinculada a la compra de bienes y servicios de los países donantes, por lo que también se denomina vinculante. En la filosofía internacional inspirada en los Objetivos del Milenio, este tipo de ayuda está considerada como un incentivo a la exportación o a los inversores de los países donantes, ya que la ejecución de los proyectos está condicionada a la compra de bienes y servicios que el donante produce. En segundo lugar, este tipo de ayuda beneficia a los donantes ya que genera exportaciones y abre mercados, facilitando a las empresas el acceso a regiones que sin estos incentivos no lo harían por el riesgo que ello podría suponer. En tercer lugar el Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD) de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) ha criticado duramente este tipo de ayudas e incluso la Comisión Europea presentó al Parlamento y al Consejo Europeo una comunicación en 2003 sobre la necesidad de eliminar la condicionalidad o vinculación de la ayuda al desarrollo. En cuarto lugar, a nivel internacional se han desarrollado campañas en el mismo sentido, siendo los más sensibles los Británicos que la han eliminado de su política de cooperación al desarrollo porque ha quedado demostrado, por las evaluaciones realizadas en proyectos con ayuda vinculada que su impacto en la lucha y erradicación de la pobreza es nula.
Es cierto que los países africanos necesitan financiación externa, pero en materia de cooperación no debe estar ligada a la compra de bienes y servicios del donante, ya que las consecuencias directas de tal vinculación es que se incrementan los costes que podrían ser mucho menores si la compra se hace a empresas nacionales del país beneficiario o en otros países; además, se eliminan oportunidades de empleo y desarrollo para las empresas nacionales de los países receptores, y se introducen efectos perversos en los mercados de los receptores. El retorno de la ayuda hace que la cooperación al desarrollo esté supeditada a la promoción de intereses económicos de grupos empresariales que normalmente no coinciden con los objetivos en la lucha contra la pobreza.
En cuanto a Canarias, desde la administración se está tratando de promocionar el proyecto en el que participan sectores de las multinacionales norteamericanas representadas por la Cámara de Comercio norteamericana en Canarías, junto con sectores empresariales europeos, españoles y canarios, presentándolo como la panacea para el desarrollo de África, que además servirá para la internacionalización de la economía canaria, utilizando la cooperación al desarrollo para justificar proyectos que obedecen a intereses privados que nada tienen que ver con el objetivo de la cooperación al desarrollo que no es otro sino la lucha contra la pobreza. Si las empresas quieren intervenir que lo hagan, pero no con el acompañamiento de la cooperación como una nueva forma de marketing social y apropiándose de unos fondos, los de cooperación, que son escasos y no deben servir para cubrir los riesgos que tales inversiones puedan representar.

Asociación Canaria de Estudio de la Globalización (ACEG)