domingo, 20 de mayo de 2007

Oda al humanismo

Emir Sader
Ahora que el Papa se ha ido, es un buen momento para preguntarnos de nuevo qué significa ser religioso. Cuando alguien nos dirige la pregunta, desde el punto de vista de alguna religión -¿Crees en Dios?- y respondemos que no, automáticamente buscan caracterizarnos como “ateos”, con una connotación negativa, como la del que “no cree”, la del “no creyente”; una ausencia, casi un defecto, una carencia. Oponiendo el religioso al “descreído”. Casi nos miran con pena, con lástima, con piedad, como si miraran a alguien condenado al pecado, al limbo, como a alguien que Dios no conociera –los dioses-, que dudase de su incuestionable existencia, alguien incapaz de conocer y disfrutar de la fe, incapaz de tener fe –por lo que se puede deducir: un infiel.

No hay comentarios: