lunes, 19 de marzo de 2007

PARA CANARIAS DESDE OAXACA. Jaime Luna

No es posible que Oaxaca en estos momentos este pensando en resolver problemas. Las soluciones son fruto de consenso pero fundamentalmente de trabajo compartido. La naturaleza marca un ritmo y nosotros no hemos aprendido a respetarlo. El hombre occidental considera que su ser es más importante que lo que le rodea. Un ser no es más que otro, por lo mismo la conjugación de seres es lo que forja y da esencia a la naturaleza.
Esto lo tenemos que tener claro las personas que queremos cambiar nuestro modo de vida y en este caso es importante tener claro las inyecciones de Sur a Norte para comprender la obligada relación de Norte a Sur. Esto no se trata de convenios, sino de necesidades. Este es un sólo mundo que se desnuda frente a realidades que son inconcebibles para los seres que la habitamos.
Canarias no es más que un Puerto pirata y los piratas no son más que esbirros del quehacer cotidiano. Son humanos, y por lo tanto el latrocinio no es más que hurto de la vida. Un pirata no es más que uno como nosotros que robamos esperanzas y sueños de lo que no imaginamos. Un Puerto pirata es al fin y al cabo un punto de referencia. Por eso Gran Canaria y todas las Islas Canarias son la referencia para la relación entre otros mundos.
Se ha padecido la prepotencia de Norte a Sur. Pensemos en la ley de la gravedad, ¿será posible invertir esta lógica?, ¡sí es posible! Pero con valores, decisiones e intenciones diferentes. Lo diferente radica en valores. En principios no solamente del mercado o de la comodidad. El Sur al Norte puede exponerle formas de pensamiento que conserven al planeta. El Sur al Norte puede exponerle formas de convivencia más realizables y eternas. El Sur al norte puede enseñar formas de trabajo más compartidas, sin rangos de explotación, expoliación, desestructuración de los seres que habitan la tierra. Sur a Norte puede exponer espiritualidad que no significa religiosidad sino respeto en los seres que lo habitan.
El amor no puede entenderse como producto a negociar ni tampoco como un sentimiento que tiene necesidad. El amor es trabajo, sudor y búsqueda cotidiana de lo que puede hacerse para vivir en una sociedad plural, polifacética y además multilingüe.

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